Como bien puede verse (y
oírse) en los vídeos que adjuntamos se trata de una obra de grandes
dimensiones. Por un lado la interpretación demanda de un gran efectivo
orquestal, al que tiene que acompañar un coro capaz de responder al volumen que
genera la orquesta, pero también capaz de resistir las dimensiones de una obra
que puede llenar por sí sola el programa de un concierto, y donde el coro
apenas tiene momentos de descanso.
Los dos primeros vídeos que
teneis aquí abajo corresponden al número 2 del Requiem Alemán. Supongo que
están divididos en dos vídeos por alguna cuestión de youtube, pero conviene escucharlos seguidos. La primera parte es una marcha fúnebre donde el papel de
timbal adquiere casi el de un solista al que acompañan la orquesta y un coro
que sigue a su vez las evoluciones de la orquesta. El movimiento está concebido en dos partes,
siendo la primera una parte lenta, la marcha fúnebre de la que hablaba antes, y
una segunda parte (el segundo vídeo) que está escrita en mayor y donde se habla
de la futura resurrección.
Siempre digo que ninguna
grabación puede sustituir a la verdad de un concierto en vivo. Lo cierto es que
no hay muchas ocasiones de escuchar una obra así, pero si alguno tiene esa
suerte alguna vez y el percusionista ha hecho bien su trabajo, por favor aplaudidle
a rabiar porque es posible que con ninguna otra obra haya sudado tanto, más que
nada porque nunca habrá marcado nadie de esa manera el ritmo que desde los
vivos atribuimos a la muerte.
Seguimos ahora con otros dos
vídeos que corresponden al número 6. Otra vez el que lo ha subido a youtube lo
ha dividido en dos vídeos, pero los que han llegado leyendo hasta aquí saben
que conviene escuchar uno tras otro. De nuevo Brahms construye un número de
dimensiones y estructura que podríamos llamar colosales. Todo cuanto ocurre
desde el primer acorde va, de una u otra manera, encaminado hacia la fuga final.
La entrada del coro utiliza un texto de la primera carta de san Pablo a los
Corintios, donde revela el misterio que no vamos todos a morir, sino que vamos
a cambiar, a ser otros. Religiones y creencias aparte, el lector no me negará
una cierta belleza en una idea así. Las apariciones del barítono nos hablan del
juicio final y van aumentando el dramatismo que va a culminar con la fuga del
segundo vídeo. El tema es expuesto por las mezzos, después por las sopranos,
siguen los bajos y finalmente los tenores. Ya al final del tema de los tenores
(segundo 50) puede escucharse por primera vez la escala ascendente de los
metales que va a acompañar esta fuga hasta el final, y que escucharéis muy
claramente en el minuto 3:01 por ejemplo, o en el 4:04. La primera vez que escuché esta obra fue en Madrid con la Orquesta Nacional y el Orfeón Donostiarra, y por alguna razón esta escala ascendente de los metales se me quedó grabada en medio de la fuga. Algún día, partitura por delante, debería intentar buscar las respuestas a esta pregunta.
Si alguno tiene tiempo y se
queda con ganas le animo a seguir escuchando la obra entera. En youtube puede
seguir buscando esta misma versión, que es de la orquesta y coro de la Radiodifusión
de Baviera, dirigida por Mariss Janssons, un maestro al que personalmente le
tengo entre los mejores, siquiera porque me ha hecho disfrutar de algún que
otro gran momento mágico con la orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, que es la
otra de sus orquestas habituales. Tambien he encontrado en la wiki un diagrama muy bueno con las tonalidades y el origen bíblico de los textos que atraviesan la obra.
Y ya para terminar, no el
final de este Requiem Alemán, sino el último número que Brahms añadió a la obra.
Se trata del número 5 que pone en voz de la soprano solista, un número que
Brahms compuso tras la muerte de su madre. Aquí lo escuchamos en la versión que
cantó Lucia Popp dirigida por Sinopoli, y yo me quiero acordar aquí del programa de
radio donde lo escuché por primera vez; era un programa inolvidable de Radio 2
(entonces se llamaba así) que presentaba mi siempre admirado José Luis Téllez.