En una de las últimas entradas de ese impagable blog que es
Guerra y Paz he podido encontrar esta pequeña joya, que es una transcripción
para piano de un aria de una cantata de Bach, una de esas músicas que uno siempre quiere tener a mano y escuchar en todo momento. Yo
propongo aquí otra interpretación, que he encontrado por youtube y también me
ha parecido interesante; se trata de Leon Fleisher, un pianista del que yo
había oído hablar y al que pude ver en un documental de esos que de vez en
cuando sueltan, cada vez con menos frecuencia, en el canal Arte. Estamos tan
acostumbrados a pensar que los grandes intérpretes son genios a los que todo
les sale fácil, como sin esfuerzo, que a veces olvidamos todo lo que hay
detrás. En este vídeo de Fleisher, si el lector se fija, podrá ver el problema
en la mano derecha de Fleisher y que, desde mi punto de vista, supone un
ejemplo de superación de dificultades; no sigo que eso da para otra entrada.
Este mismo aria ha sido objeto de muchas versiones. Aquí sin
ir más lejos una versión orquestal, en una interpretación con instrumentos
modernos. Suena de alguna manera a una interpretación de Bach de hace cuarenta
o cincuenta años, pero no por ello menos legítimo.
Claro que si se trata de versiones de este aria de la
cantata que lleva el número 208, esta de los Swingle Singers es de lo más curioso.
Pero vamos ahora a la fuente original de donde sale todo
esto: se trata de un aria para soprano titulada Shafe können sicher weiden, que
forma parte de la cantata Was mir gehagt, ist nur die muntre Jagd, BWV 208, más
conocida en el mundo no germano como Cantata de Caza. La escuchamos ahora aquí
en la voz de Magdalena Kozena, con la Orquesta del Siglo de las Luces dirigida
por Gustav Leonhardt (esto son ya palabras mayores). Tempo más ágil para una
interpretación con pocos instrumentos, alejada de una estética decimonónica,
más romántica, y probablemente más cerca de cómo debió sonar en vida de Bach.
Esta cantata tiene cierta importancia dentro del total de
cantatas de Bach por varias razones. Una de ellas es que es la primera cantata
profana conocida de Bach. Estamos hablando de principios de 1713, cuando Bach
cuenta 28 años y lleva cuatro en la corte del duque de Sajonia-Weimar. Su fama
empieza a ser importante y es invitado a Weissenfels para los festejos del
cumpleaños del duque de Sajonia-Weissenfels; va a componer para esta ocasión la
Cantata de Caza, pero es que además va a contar con un número mayor de
intérpretes, puesto que se van a juntar los músicos de las dos cortes y, lo que
probablemente sea más importante, en su visita a Weissenfels tendrá ocasión de
encontrase con Johann Philipp Krieger, capellmeister de la corte
Sajonia-Weissenfels, que era un hombre de gran reputación en su momento, que
había hecho de la vida musical en Weissenfels un centro por el que se habían
interesado entre otros Haendel o Telemann, y donde habrían de llegar los
trompetistas de la familia Wicke, cuya hermana pequeña Anna Magdalena llegó a
ser soprano en Weissenfels…antes de partir a Cothen para casarse con el propio
Johann Sebastian Bach. En fin, por aquél entonces el joven Bach no había
escrito más que ocasionalmente alguna cantata basada en el estilo antiguo de
Schütz o Buxtehude. Es de suponer que el encuentro con Krieger y poder conocer
alguna de las más de mil cantatas que este había escrito debieron suponer
alguna influencia en el trabajo posterior de Bach.
El texto de esta Cantata de la Caza es una alegoría
mitológica seguramente bastante convencional, por donde deambula la diosa
Diana, hija de Júpiter y hermana gemela de Apolo, hermana también de Minerva, y
que es la diosa de la caza. No me enrollo más, que si no se me va a notar que
en este caso me importa menos el texto que la música. Aquí va la cantata entera
para los que hayan tenido la paciencia de llegar hasta aquí, en una versión con
el Concentus Musicus Wien, dirigido por Nikolaus Harnoncourt.