28 de septiembre de 2014

Bach - Cantata BWV 208


En una de las últimas entradas de ese impagable blog que es Guerra y Paz he podido encontrar esta pequeña joya, que es una transcripción para piano de un aria de una cantata de Bach, una de esas músicas que uno siempre quiere tener a mano y escuchar en todo momento. Yo propongo aquí otra interpretación, que he encontrado por youtube y también me ha parecido interesante; se trata de Leon Fleisher, un pianista del que yo había oído hablar y al que pude ver en un documental de esos que de vez en cuando sueltan, cada vez con menos frecuencia, en el canal Arte. Estamos tan acostumbrados a pensar que los grandes intérpretes son genios a los que todo les sale fácil, como sin esfuerzo, que a veces olvidamos todo lo que hay detrás. En este vídeo de Fleisher, si el lector se fija, podrá ver el problema en la mano derecha de Fleisher y que, desde mi punto de vista, supone un ejemplo de superación de dificultades; no sigo que eso da para otra entrada.


Este mismo aria ha sido objeto de muchas versiones. Aquí sin ir más lejos una versión orquestal, en una interpretación con instrumentos modernos. Suena de alguna manera a una interpretación de Bach de hace cuarenta o cincuenta años, pero no por ello menos legítimo.


Claro que si se trata de versiones de este aria de la cantata que lleva el número 208, esta de los Swingle Singers es de lo más curioso.


Pero vamos ahora a la fuente original de donde sale todo esto: se trata de un aria para soprano titulada Shafe können sicher weiden, que forma parte de la cantata Was mir gehagt, ist nur die muntre Jagd, BWV 208, más conocida en el mundo no germano como Cantata de Caza. La escuchamos ahora aquí en la voz de Magdalena Kozena, con la Orquesta del Siglo de las Luces dirigida por Gustav Leonhardt (esto son ya palabras mayores). Tempo más ágil para una interpretación con pocos instrumentos, alejada de una estética decimonónica, más romántica, y probablemente más cerca de cómo debió sonar en vida de Bach.


Esta cantata tiene cierta importancia dentro del total de cantatas de Bach por varias razones. Una de ellas es que es la primera cantata profana conocida de Bach. Estamos hablando de principios de 1713, cuando Bach cuenta 28 años y lleva cuatro en la corte del duque de Sajonia-Weimar. Su fama empieza a ser importante y es invitado a Weissenfels para los festejos del cumpleaños del duque de Sajonia-Weissenfels; va a componer para esta ocasión la Cantata de Caza, pero es que además va a contar con un número mayor de intérpretes, puesto que se van a juntar los músicos de las dos cortes y, lo que probablemente sea más importante, en su visita a Weissenfels tendrá ocasión de encontrase con Johann Philipp Krieger, capellmeister de la corte Sajonia-Weissenfels, que era un hombre de gran reputación en su momento, que había hecho de la vida musical en Weissenfels un centro por el que se habían interesado entre otros Haendel o Telemann, y donde habrían de llegar los trompetistas de la familia Wicke, cuya hermana pequeña Anna Magdalena llegó a ser soprano en Weissenfels…antes de partir a Cothen para casarse con el propio Johann Sebastian Bach. En fin, por aquél entonces el joven Bach no había escrito más que ocasionalmente alguna cantata basada en el estilo antiguo de Schütz o Buxtehude. Es de suponer que el encuentro con Krieger y poder conocer alguna de las más de mil cantatas que este había escrito debieron suponer alguna influencia en el trabajo posterior de Bach.

El texto de esta Cantata de la Caza es una alegoría mitológica seguramente bastante convencional, por donde deambula la diosa Diana, hija de Júpiter y hermana gemela de Apolo, hermana también de Minerva, y que es la diosa de la caza. No me enrollo más, que si no se me va a notar que en este caso me importa menos el texto que la música. Aquí va la cantata entera para los que hayan tenido la paciencia de llegar hasta aquí, en una versión con el Concentus Musicus Wien, dirigido por Nikolaus Harnoncourt.




21 de septiembre de 2014

Cenizas del cielo, de José Antonio Quirós



Cada vez que leo alguna de las declaraciones que el ministro Montoro hace sobre el cine español me acuerdo de aquél funcionario franquista, ministro o lo que fuera, de los años cincuenta o sesenta, que decía que no iba al cine porque le molestaba el pianista que tocaba bajo la pantalla. Digo esto ahora a raíz de alguna declaración en la que cuestionaba la calidad del cine español. Hay que ser muy burro y de un gobierno español para que, siendo ministro, se ponga uno a despotricar contra el cine español aprovechando el altavoz que supone estar en un gobierno. Lo primero es que eso del “cine español” es una entelequia donde cabe todo, la uniformidad no existe, con lo cual es imposible poner un adjetivo y que valga para todo. Lo segundo es que, como ministro, lo mínimo que podía hacer es defender lo que venga de su país y, si de verdad no le gustan según qué películas, al menos podría callarse porque con la vocecita que tiene de tenor castrado es lo mejor que puede hacer. Vivo en Francia y hay veces que da envidia ver con qué energía defiende aquí todo el mundo "su" cine.

Vaya esta pequeña introducción para hablar de una película que tuve a bien disfrutar anoche gracias a la picardía de algún programador de TVE Internacional. La película en cuestión es “Cenizas del cielo”, dirigida por José Antonio Quirós y narra las peripecias de un agricultor enfrentado con una central térmica vecina que le ha estropeado la vida… y las cosechas. Un visitante escocés en el pueblo asturiano donde sucede la acción servirá para que vayamos conociendo a los habitantes del pueblo y el enfrentamiento entre los que están a favor y en contra. Una película que nos cuenta cosas humanas, alegrías y frustraciones con las que conviven los vecinos y de las que el director se sirve para contarnos su particular homenaje al campo, a la naturaleza y a quienes trabajan el campo luchando contra viento y marea o, como en este caso, luchando contra la central térmica. Por el camino se permite hasta su pequeño guiño republicano. La película está muy bien interpretada donde sobresale, y de qué manera, Celso Bugallo, del que uno llega a creer que es así y que no interpreta. En fin, la he encontrado en internet y creo que es una magnífica manera de pasar una hora y media.