21 de septiembre de 2014

Cenizas del cielo, de José Antonio Quirós



Cada vez que leo alguna de las declaraciones que el ministro Montoro hace sobre el cine español me acuerdo de aquél funcionario franquista, ministro o lo que fuera, de los años cincuenta o sesenta, que decía que no iba al cine porque le molestaba el pianista que tocaba bajo la pantalla. Digo esto ahora a raíz de alguna declaración en la que cuestionaba la calidad del cine español. Hay que ser muy burro y de un gobierno español para que, siendo ministro, se ponga uno a despotricar contra el cine español aprovechando el altavoz que supone estar en un gobierno. Lo primero es que eso del “cine español” es una entelequia donde cabe todo, la uniformidad no existe, con lo cual es imposible poner un adjetivo y que valga para todo. Lo segundo es que, como ministro, lo mínimo que podía hacer es defender lo que venga de su país y, si de verdad no le gustan según qué películas, al menos podría callarse porque con la vocecita que tiene de tenor castrado es lo mejor que puede hacer. Vivo en Francia y hay veces que da envidia ver con qué energía defiende aquí todo el mundo "su" cine.

Vaya esta pequeña introducción para hablar de una película que tuve a bien disfrutar anoche gracias a la picardía de algún programador de TVE Internacional. La película en cuestión es “Cenizas del cielo”, dirigida por José Antonio Quirós y narra las peripecias de un agricultor enfrentado con una central térmica vecina que le ha estropeado la vida… y las cosechas. Un visitante escocés en el pueblo asturiano donde sucede la acción servirá para que vayamos conociendo a los habitantes del pueblo y el enfrentamiento entre los que están a favor y en contra. Una película que nos cuenta cosas humanas, alegrías y frustraciones con las que conviven los vecinos y de las que el director se sirve para contarnos su particular homenaje al campo, a la naturaleza y a quienes trabajan el campo luchando contra viento y marea o, como en este caso, luchando contra la central térmica. Por el camino se permite hasta su pequeño guiño republicano. La película está muy bien interpretada donde sobresale, y de qué manera, Celso Bugallo, del que uno llega a creer que es así y que no interpreta. En fin, la he encontrado en internet y creo que es una magnífica manera de pasar una hora y media.




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