3 de julio de 2011

Rafael Gandía: uno de los últimos del exilio republicano


Vio la luz un 11 de octubre de 1917 en Yecla, aunque viéndole pasear por la Casa de España en Toulouse aparentaba algunos años menos de los 93 que denunciaba su partida de nacimiento. Se llamaba Rafael Gandía y era uno de los decanos del exilio republicano en Toulouse. De los pocos republicanos ya que quedan de aquel terrible exilio que para Rafael comenzó en febrero de 1939. Había luchado tres años en la guerra civil, esa que en Francia llaman, con más puntería, guerra de España. Fueron tres años largos de los que no gustaba hablar, según cuentan quienes le conocieron. “Harían falta muchas páginas para contarlo” solía decir de forma modesta. Hablaba en cambio de lo que pasó a partir de febrero del 39, desde que entró en Francia por Cerbere. Llegó primero al campo de Argelès, experiencia terrible tal y como nos demuestran numerosos testimonios fotográficos, campo del que había que huir para sobrevivir. Tuvo la suerte de saber conducir y como chófer pudo escapar del campo. Después, durante la ocupación nazi luchó en la Resistencia, dentro del grupo Martin. Una vez que Francia fue liberada, Rafael Gandía fue uno de los miembros clandestinos de un gobierno republicano provisional, que preparaba en secreto una vuelta de la República en España, episodio novelado recientemente por Almudena Grandes (Inés y la alegría). “Desgraciadamente no lo conseguimos y esa tentativa costó la vida a muchos jóvenes”, dijo en alguna ocasión. En 1945 se casó con Maruja, hija de un teniente coronel que murió en los campos alemanes. Tuvieron dos hijos y para ganarse la vida Rafael fue representante comercial. Durante muchos años fue además presidente de la Casa de España en Toulouse.

En abril de 2006 la ciudad de Toulouse quiso rendir un homenaje a la II República española y Rafael Gandía no faltó. Yo acababa de llegar entonces a Toulouse y me encontré con la plaza del Capitole llena de banderas republicanas que ondeaban junto a la bandera francesa y la actual bandera española. Jamás hubo un homenaje más sentido y más sincero como el de las palabras de Rafael Gandía que nos hicieron por igual reir y llorar de emoción. Vaya con estas líneas un pequeño y modesto agradecimiento a Rafael Gandía. Este artículo ha podido ser escrito, además, gracias a la página que le dedicaba el periódico La Depeche du Midi el pasado 30 de junio, al día siguiente de conocerse la noticia de su fallecimiento.

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