“Al igual que los fumadores
pasivos no disfrutan del tabaco, pero respiran el humo cancerígeno, así las
masas globalizadas sufren las consecuencias negativas mientras los pocos
globalizadores disfrutan de sus privilegios.”
“La libertad de acción
financiera y monetaria ha ido consolidándose en los últimos decenios en virtud
de leyes de liberalización presentadas más eufemísticamente como
“desregularizadoras” y aprobadas por la creencia en la ideología del
liberalismo económico, dominante en las más encumbradas instituciones
académicas y seguida también por los grandes organismos internacionales. Aunque
la utilidad esencial de esa teoría consiste en legitimar el poder del dinero,
nos es presentada como si tuviera las mismas virtudes democráticas del liberalismo
político. Pero la realidad es que mientras en este último cada persona encarna
un voto, en el liberalismo económico el “voto” corresponde a cada unidad
monetaria y no a cada ciudadano. Por tanto, al dejar los gobiernos las manos
libres al poder económico privado, los votantes han perdido el control
democrático ejercido, en principio, mediante la elección de sus representantes
y gobernantes. En otras palabras: la globalización económica es totalmente
antidemocrática.”
“En los países con sistemas
económicos fuertemente planificados (como la Unión Soviética durante el régimen
comunista) era frecuente la formación de largas colas de compradores en las
tiendas para conseguir algunos productos. Ese hecho se presentaba en Occidente
como un atraso molesto y fastidioso que no afecta a los consumidores de un
sistema de mercado. Pero esa supuesta prueba de superioridad encierra una
trampa, al no poner de manifiesto que en los países occidentales, de mercado
sin racionamiento, también existen colas, sólo que resultan invisibles. Al
igual que los mendigos, no perceptibles en las calles cuando lo prohíben las
ordenanzas o se los llevan los guardias para ocultárselos a los visitantes
ilustres, las colas invisibles las integran, sin formarse materialmente, los
compradores atraídos por la oferta, pero que ni siquiera se acercan a la tienda
porque no tienen dinero suficiente para adquirir los artículos que desean, como
pueden hacerlo los adinerados. Ni en el sistema de mercado ni en el planificado
hay existencias suficientes para abastecer de todo a todos. La diferencia
esencial está en el modo del reparto. Como en el socialismo planificado la
renta estaba repartida con más igualdad, resultaba forzoso el racionamiento con
sus colas; en cambio, en un sistema de mercado la riqueza se reparte con mucha
mayor desigualdad y origina “colas invisibles”, porque sólo una minoría puede
obtener los artículos deseados.”
“mientras que la minoría
globalizadora casi limita su interés a los mecanismos y resortes económicos que
afectan a sus beneficios y operaciones especulativas, la gran mayoría oponente
se inquieta por lo que importa a la vida humana en todas sus dimensiones, desde
el escenario natural a la educación y perfeccionamiento de las personas, desde
el hambre a la actividad creadora, desde la justicia a la solidaridad, desde la
ciencia al placer”
Las citas recogidas más arriba
están extraidas de “El mercado y la globalización”, de José Luis Sampedro y
editado por Destinolibro. Los más curiosos que busquen porque creo que se encuentra gratis en internet.
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