Ya va para catorce años que me marché de España y nunca he perdido la sensación cada vez que vuelvo, sobre todo si es en avión: en España todo se oye más, por todos lados hay más ruido y el personal siempre habla más fuerte. Esto me ocurría cuando volvía desde Holanda y me ocurre ahora cuando vuelvo desde Toulouse, que no es precisamente la ciudad más silenciosa de Francia.
Esto viene a cuenta de una noticia que apareció hace unos días en El País, una noticia de esas que ocupan poco, pasan desapercibidas y dicen mucho sin embargo. Habla en concreto de una estudiante de piano de Puigcerdá que se enfrenta a una petición de condena de siete años de cárcel por… tocar el piano en su casa.
Esta es la noticia tal y como apareció. Yo lo primero que tuve que hacer es mirar el calendario por si era una broma del día de los inocentes, pero no. Pensé que tocaba por las noches a deshora, tampoco. En un país donde el ruido nunca importa, donde puedes poner una discoteca debajo de una vivienda y no necesitas aislar nada, alguien va y pone una denuncia como esa … y el juez se la toma en cuenta.
Hay que decir varias cosas sobre esto. La primera es que el juez es sordo, al menos en el sentido celibidachiano del término. Es decir, puede oir cuando una persona está hablando, pero es incapaz de discernir entre algo tan obvio como el ruido y la música. La segunda cosa que se me ocurre es que la denuncia, de ser admitida, tendría que ir en todo caso encaminada al constructor bandarra que no aisla una vivienda.
En fin, espero que todo esto solo acaba en un mal susto para la pianista. A mi me ha recordado aquella anécdota que ocurrió en un hotel de lujo donde unos ejecutivos se quejaban de no poder celebrar su reunión porque al otro lado de la pared había alguien “aporreando” un piano. Informados de que el aporreador era Rubinstein dejaron la reunión para otro momento y se dedicaron a escucharle.
Aquí os dejo un video que he encontrado de la denunciada. La calidad del vídeo no es excelente y ella no tocará como Rubinstein, pero desde luego no merece siquiera que la hayan denunciado. Aunque solo sea por solidaridad de músico amateur (ando ahora con el clarinete), me sentía obligado a contar esta noticia.
PS: la noticia de El País da los nombres de la acusada y de la denunciadora. Algún día me gustaría que fueran siempre tan generosos con los nombres de los jueces y pudiéramos saber siempre quienes son los que dicen tanta tontería jurídica.
Lo grave del asunto no es la discusión en sí, que es tan vieja como la música, entre el músico y sus vecinos.
ResponderEliminarNada nuevo.
Lo alucinante del caso es que haya la denuncia haya sido cursada por la vía penal, y que haya sido admitida a trámite. Y el fiscal, pidiendo una pena de 7 años y medio de prisión. Se agotan los adjetivos.
Por cierto, acabo de leer que en el límite de intensidad sonora en horario diurno son 30db. Desde luego, soy el primero en pedir una sociedad más silenciosa, me gustaría que la gente se diera cuenta que el ruido es un contaminante con consecuencias sobre nuestra salud.
Pero 30db...durante el día...tendrían que encarcelar a un pájaro que cante, pues ya supera 30db. Nunca he estado en Puigcerdá, pero estoy seguro que los 30db no se cumplen jamás. Una persona hablando en tono normal ya son 40db, y el acelerón de una moto son 130db. Y la escala de decibelios es logarítmica...
Pues yo estuve en Puigcerdá hace unos tres años y, por lo que recuerdo, si todos los vecinos han reaccionado como esta vecina denunciante (de nombre Bosom) el juzgado debe estar a rebosar.
ResponderEliminarPor cierto, ¿estás seguro que el acelerón de la moto son 130dB? Eso ya debe ser un avión o algo así...
Je, se quejan del piano. Pues yo tengo un vecino aprendiendoa tocar la gaita. Se lo cambio encantado.
ResponderEliminarfdo:nunglo