6 de julio de 2013

Kourou





La fotografía de arriba parece la de un chiringuito de playa con una antena parabólica que se ha descolocado, se ha torcido. De las cuatro cosas que acabo de decir hay dos que son ciertas: es una fotografía y está hecha desde una playa. Hay otra que es aproximada: no es un chiringuito pero casi podría serlo. Y la cuarta es rotundamente falsa: la antena no se ha descolocado. Sin embargo cuando miramos las fachadas de los edificios de cualquier ciudad española vemos que las antenas no están colocadas como si fueran platos enormes donde servir la sopa, sino que están colocadas más “verticales”, si lo podemos decir así. Esto tiene una explicación bastante sencilla: cuando en una vivienda se pone una antena parabólica es normalmente para captar la señal de algún satélite que emite señales de televisión. Estos satélites están situados en lo que se llama una órbita geoestacionaria, que significa que está por encima del Ecuador y a unos treinta y cinco mil kilómetros y pico de altura, siempre en un punto fijo respecto de la Tierra, es decir, que van dando vueltas a la misma velocidad que la Tierra va girando. Lo que ahora hace falta saber es dónde tiene que estar hecha esta foto para que la antena apunte prácticamente hacia arriba, sin ninguna inclinación como las que vemos en cualquier lugar de España (o de Francia, o de Alemania, o de Italia, etc.).

La foto está hecha muy cerca del Ecuador, a 5°10’ Norte, en la ciudad de Kourou, en la Guayana francesa; y la he hecho yo mismo aprovechando que estoy pasando un periodo en esta ciudad. Hay quien se preguntará qué demonios se me ha perdido en este sitio, en la desembocadura de algunos ríos amazónicos como el Kourou o el Maroni. La respuesta es el trabajo, y el que quiera saber más detalles tiene que ver el vídeo de más abajo, el que está debajo de la foto que hice desde el balcón de mi hotel la primera mañana que amanecí en Kourou. No es que Kourou sea un paraíso precisamente, pero soy consciente de poner los dientes largos con esta foto, que explica por sí sola por qué me despierto con alegría a las seis de la mañana, aunque luego me vaya a pasar todo el día encerrado y rodeado de máquinas.

Continuará.









2 comentarios:

  1. Hace unos días un Soyuz explotó al poco del lanzamiento, por lo que leí por haber cargado demasiado combustible (parece imposible, un error tan ridículo en proyectos tan complejos).

    Debe ser aterrador pensar que el trabajo de mucho tiempo depende de la fiabilidad de un cohete cargado hasta las trancas de hidrógeno y oxígeno líquido.

    Buena suerte con el lanzamiento, y "disfruta" de lo que debe ser un momento importante en tu carrera profesional, y espero que luego puedas quedarte unos días para disfrutar en mayúsculas del entorno.

    Un abrazo!

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  2. Gracias majo por tus buenos deseos. Lo que explotó el otro día fue un Proton, que es bastante mayor que el Soyuz y puede lanzar satélites mayores. Todavía no hay ninguna explicación que hayan dado los rusos, pero desde luego lo del combustible no me lo creo. Para hacerte una idea del cuidado que se lleva con esto: el satélite también lleva su tipo de "combustible", lo llamaremos así para simplificar. Como hay que saber cuanto se pone, la cantidad que viene pesada desde Cannes, cerca de dos toneladas, acaba siendo cinco kilos menos en Kourou por cuestión de la latitud (la distancia al centro de la Tierra es mayor), y esa diferencia hay que tenerla en cuenta a la hora de cargar el satélite. Con el lanzador es parecido... pero a lo bestia. El otro día subí a la parte de arriba del Ariane 5 y en el ascensor tuve que apretar al botón del piso... 14 !

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