Destruida durante uno de los bombardeos alemanes en 1940, la
catedral de Coventry fue reconstruida años más tarde junto a los restos de la
antigua catedral, y finalmente inaugurada en 1962. Benjamin Britten recibió el
encargo de escribir una obra que pudiera marcar este importante evento en la
vida británica. Quien era ya entonces reconocido por todos como el compositor británico
más importante, era sin duda también a ojos de todo el mundo un pacifista
declarado que, durante la guerra, no había dudado en declararse objetor y no
integrarse en el ejército; se opuso con todas sus fuerzas a cualquier actividad
que pudiera conducir al asesinato de otro ser humano y muestras de ello las
había dejado ya escritas mucho antes de declararse la Segunda Guerra Mundial. De
forma bastante gráfica, él insistía que toda su vida la había dedicado a la
creación, que le era totalmente imposible participar en actos de destrucción y
por ello dedicaría el tiempo de la guerra a hacer aquello que sabía: seguir
componiendo y dando conciertos, fundamentalmente con su compañero el tenor
Peter Pears.
La obra que Britten habría de escribir para señalar la
reconstrucción de la catedral de Coventry no es otra que el War Requiem, sin
duda una de las obras más conocidas de Britten y, probablemente, la más
interpretada. A día de hoy no me parece exagerado decir que es una de las obras
musicales que han marcado el siglo XX.
No se trata de una música imposible para el oyente poco
acostumbrado a la música del siglo XX y a la de Britten en particular, pero sin
duda es una obra a la que merece la pena acercarse con un poco de atención
sobre la construcción de la obra. Britten tenía intención de escribir un
Requiem en memoria de todos aquellos que fueron víctimas de la guerra; utilizó
el texto latino y escribió la parte correspondiente para gran orquesta, coro,
soprano solista y coro de niños. Intercalado con el texto latino introdujo
poemas de Wilfred Owen que son interpretados por una orquesta de cámara, tenor
y barítono solista. Los poemas de Owen detestan todo aquello que significa
guerra y destrucción; ahora que se recuerda el comienzo de la guerra de 1914,
bueno es recordar a este poeta que hubo de morir por una bala perdida una
semana antes del armisticio.
Es preciso distinguir tres planos sonoros a lo largo de
obra: el plano humano, representado por los poemas de Owen, cantados en inglés
por el tenor y el barítono solista, acompañados por la orquesta de cámara; la
misa de requiem propiamente dicha, cantada en latín por la soprano solista, el
gran coro y la gran orquesta; finalmente un plano que podríamos llamar
sobrenatural y que está representado por el órgano y el coro infantil.
I – Requiem aeternam.
Desde los primeros compases de la obra, toda un universo
sombrío es anunciado por la orquesta y el coro cantando el texto Requiem
aeternam. El intervalo de tercera descendente Fa#-Do no es otro que el famoso tritono (diabolus in
musica) que contribuye a crear esa atmósfera de desolación. Un intervalo de
órgano y coro de niños dará lugar a la reexposición de la introducción, con
esas campanadas que persiguen el canto del coro; después entra por primera vez
el tenor, la orquesta de cámara, con el primer poema de Owen “What
passing-bells for these who die as cattle?”.
II – Dies irae
El Dies irae viene anunciado por las fanfarrias y un coro
cantando un ritmo obsesivo en 4/4. La música se irá apagando para dar lugar al
primer solo de barítono, que canta el poema “Bugles sang, saddening the evening
air” (Suenan las trompas hiriendo el aire de la tarde).
Un solo de soprano retoma la misa de requiem con el texto
“Liber scriptus”, una música llena de
ansiedad para hablar del juicio final. Sigue un dúo tenor-barítono lleno de
ironía con el texto “Out there, we’ve walked quite friendly up to the death”;
lo que puede parecer un dúo alegre se convierte en una trágica ironía cuando
uno comprende el texto (la muerte no ha sido nunca nuestra enemiga, nos hemos
burlado de ella, hemos pactado con ella, nuestra vieja amiga). El contraste
viene ofrecido por el coro siguiente “Recordare Jesu Pie”, que dará paso
después a una aceleración con el texto del “Confutatis maledictis”. Tras un
solo de timbal entrará el barítono: “Be slowly lifted up, thou long black
arm…”, una maldición a las armas, que terminará con el coro retomando el tema
del Dies irae, para dar paso enseguida al Lacrimosa que entona la soprano. Este
canto será a su vez intercalado por
solos de tenor con el poema “Move him into the sun”, que evoca la muerte de un
joven soldado.
III – OFFERTORIUM
El offertorium comienza con el coro de niños entonando el
Domine Jesu Christe, que termina con un tema fugado cantado por el gran coro,
un tema con resonancias stravinskianas.
Seguirá un nuevo dúo tenor-barítono, que contarán la
historia de Abraham e Isaac; nota: en el poema de Owen, Abraham acaba matando a
su hijo Isaac. El coro infantil intervendrá cantando “Hostias et preces tibi
Domine”, y al final el gran coro cantará “…quam olim Abrahae promisisti et
semini ejus”. El simbolismo es claro: el patriarca hace el sacrificio, Dios ya
no es escuchado y los hombres se matan. Es el mensaje de un hombre creyente y
pacifista como Britten.
IV – SANCTUS
Comienza el Sanctus con un solo de soprano bajo un repique
de campanas, al que seguirá el coro en el impresionante Hosana in excelsis, en
una especie de himno o aclamación. He de reconocer aquí que, escuchada la obra
por primera vez de un tirón y sin información alguna (uno es así de burro),
esta fue la página que más me llamó la atención.
Continúa un solo de barítono (“After the blast of lightning
from the East”), donde este pregunta de manera trágica si queda algún lugar
para la esperanza.
V – AGNUS DEI
El tenor abre el Agnus Dei, con pasajes del coro
intercalados que retoman la melodía del tenor.
VI – LIBERA ME
La última parte del War Requiem comienza con el coro en lo
que podría tomarse como la descripción de un escenario después de la batalla,
la desolación parece llenarlo todo. Como si fuera para imponer algo de orden,
la voz de la soprano se impondrá a toda la masa coral con el texto “Tremens
factus sum ego, et timeo dum discussio venerit, atque ventura ira”.
Sigue lo que es el último solo del tenor, “It seemed that
out of battle I escaped, down some profoun dull tunnel, long since scooped”,
donde acaba reconociendo al adversario como amigo. Será contestado por el
barítono, que canta sobre una línea del fagot para reconocer también a su adversario.
El final de la obra se edifica a partir del dúo
tenor-barítono cantando “Let us sleep now…”, con el eco del coro infantil
cantando “In paradisum…”, al que se unirá el gran coro. En una metáfora que no
necesita más explicación, el dúo tenor-barítono cuenta la sorpresa del soldado
que encuentra al soldado enemigo al que había matado antes.
Uno no puede alcanzar a imaginar lo que tuvo que ser la
primera representación de esta obra, con dos solistas de la talla del británico
Peter Pears y el alemán Dietrich Fischer-Dieskau, provenientes de dos campos
enemigos, cantando juntos una de las páginas más bellas (y trágicas) que nos ha
dado el siglo XX.
Los vídeos utilizados y según uno de los comentarios en
youtube, están grabados el 11 de Noviembre de 1988 en Sint-Niklaaskerk,
Diksmuide, Bélgica. Y los intérpretes:
BRT Filharmonisch Orkest
Schola Cantorum Cantate Domino
Collegium Instrumentale Brugense
Phylis Cannan, soprano
Zeger Vanderseene, tenor
Cjarles van Tassel, barítono
Laszlo Heltay, director
Si alguien se anima a seguir con esta obra, mi recomendación
es que se procure sin dudarlo la grabación del propio Benjamin Britten, que
merecería otra entrada para explicar las vicisitudes que dieron lugar a dicha
grabación.
Por último y para los más asiduos visitantes de este blog:
esta entrada es una deuda que tenía desde 2012, cuando había dicho que era un
año al que solo le cabía la música de un Requiem. Me ofrecía a hablar de
varios, lo hice con el de Mozart (siglo XVIII), seguí con el de Brahms (siglo
XIX) y se me quedó este en el tintero. Sirva esta entrada para cubrir mi deuda…
y para enlazar con la cantidad de información que se nos viene encima para
recordar el principio de la guerra de 1914.
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