1 de julio de 2012

Adele




A mi edad uno a veces se dedica a perder el tiempo con ese ejercicio inútil de “que hubiera ocurrido si…”. El caso es que hace ya un tiempo que llego a la conclusión  que en mi vida he llegado tarde a muchas cosas; es así, soy así y me he acostumbrado a ello.

El caso es que el otro día quedé a comer con Ana y al final, cuando nos despedíamos, quedé como un tonto cuando me habló de una canción de una tal Adele y le confesé que no tenía ni idea quien era esa Adele. Eso si, quedé como un tonto ignorante pero muy elegante, porque ignoraba hasta qué punto la tal Adele es un fenómeno allá donde vayas. Entiéndaseme, mi ignorancia no es la de Michael Jackson, de quien me declaro completamente incapaz de reconocer un título de una de sus canciones, mucho menos de tararear nada suyo, pero al menos se que existe (en presente, por su música, no por la persona). Es que yo de la tal Adele ignoraba hasta sus existencia.

Menos mal que estaba Ana para enseñarme a la que llaman la nueva reina del soul. Desde entonces me he tirado a la piscina de youtube, donde hay bastantes cosas de sus dos discos, además de coincidir que han puesto en televisión (en Arte y en la BBC al menos) su famoso concierto en el Royal Albert Hall.


Y ahora viene la parte de opinión de todo lo que he escuchado. Vaya por delante que me gusta, que me lo paso bien con las canciones y con esas letras que me hacen recuperar ese adolescente de mi interior que busca las ilusiones de la primera vez. Pero lo cierto es que después de escuchar algunos de sus éxitos en varias versiones, que si el lanzamiento del disco, que si en su casa con unos amigos, que si un concierto en vivo, etc, me doy cuenta hasta qué punto estas versiones supuestamente diferentes acaban sonando siempre iguales. Esto y alguna cosa más me ha llevado a pensar que Adele es, sobre todo, un muy buen producto musical. Ojo, no quiero restar calidad con esto que digo, porque con lo joven que es esta mujer, salir con esa pachorra a enfrentarse a un Royal Albert Hall lleno hasta la bandera tiene algo más que mucho mérito. Pero insisto, es el valor de un producto que ha perdido parte de la espontaneidad que siempre debe tener la música. Para los escépticos de esto que digo, aquí tenéis un video sacado de un programa de la BBC de 2007, antes de todo el gran éxito que vino después.


Y ya para terminar os dejo Love song, la canción que me envió Ana y por donde empecé a escuchar a Adele. Si os cuento que Ana es una hermosa mujer con unos ojos verdes que paralizan al más pintado, entenderéis por qué, después de escuchar esta canción, me quedé toda la noche sin dormir.




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