26 de mayo de 2013

Le sacre du printemps





El 29 de mayo de 1913 se estrenaba en el Théâtre des Champs-Elysée Le sacre du printemps, La consagración de la primavera, en el que habría de ser el mayor escándalo musical del siglo o, al menos, el escándalo más conocido y que más comentarios y literatura había de provocar. Dos jóvenes se presentaban al estreno; uno, el compositor Igor Stravinsky que ya había presentado en París otras obras; el otro, el bailarín que se estrenaba como coreógrafo Vaslav Nijinsky. Mucho se ha dicho acerca de la coreografía y de un público que montó el escándalo porque simplemente no vino al estreno pensando que iba a encontrar algo muy diferente a los tutús y a los chicos tomando por los aires a las bailarinas. Digámoslo claro: la burguesía que vino al teatro se había construido su propio imaginario de lo que iba a ver y se sintió estafada cuando la escena representaba cosas que no encajaban en su modelo de una Rusia tradicional.

En cuanto a la música, provocadora como es en sí misma, se comenta a veces que estaba al margen del escándalo y se cita el hecho que la partitura fue interpretada poco tiempo después en versión concierto y con un gran éxito. Pero lo cierto es que los abucheos, parece ser, comenzaron ya con las primeras notas agudas que interpreta el fagot porque a parte del público aquello de dar al fagot el registro agudo del oboe le parecía una tontería de un compositor sin experiencia.

Sea como sea, cuando ya ha transcurrido un siglo y el tiempo, como diría Goya, también ha pintado, podemos decir que si bien la partitura de Stravinsky es una de las obras fundamentales para entender la música del siglo XX, la coreografía de Nijinsky cayó en un más o menos justo olvido del que está saliendo solo durante las conmemoraciones del estreno.

Han sido muchos los coreógrafos que han querido poner danza a esta partitura de ritmos a veces casi imposibles: Bejart, Pina Bausch, Gallota, Prelocaj, etc. Traigo aquí la coreografía de Bejart fundamentalmente por dos razones: la primera es que Bejart fue un genio y esta coreografía está entre las mejores; la segunda es que, además, es casi un pionero pues fue quien hizo perder el miedo a toda la cohorte de coreógrafos que han venido después a dar su versión de Le sacre.

Por mi parte añadiré simplemente que la música me parece tan enorme que es casi imposible concentrarse en algo más que en la riqueza de sus timbres, sus ritmos y esas texturas brutales que la recorren desde el principio al final. Es el siglo XX con todas sus violencias, sus dramas y también, por qué no, su grandeza. Escucharlo en casa, en el ordenador o en el equipo de música, es una cosa, pero escucharlo en vivo es una experiencia inolvidable.

En fin, aquí tenéis los dos vídeos, el de la coreografía de Nijinsky (ojo a la versión musical, con Gergiev dirigiendo de manera brutal) y también la de Bejart, con un sonido un poco regular, pero lo que importa es la coreografía.






23 de mayo de 2013

Se fue Moustaki




Hace mucho, tanto que ya ni quiero acordarme, yo era un chaval lleno de sueños, de pájaros en la cabeza y no sé cuántas cosas más. Hace todo ese tiempo yo estudiaba en el instituto de mi ciudad y tenía una profesora que nos hizo estudiar francés escuchando a Moustaki. Desde hace todos esos años no he conseguido escuchar ni una sola vez Le meteque sin recordar a Maite, que solo estuvo de profesora en aquél instituto un año. Su marido era un abogado llamado Belloch que llegó a ministro y a hacer el ridículo, pero para entonces decían los periódicos que ya se habían separado.

Hoy he leido que ha muerto Georges Moustaki y yo he recordado que estuve secretamente enamorado de Maite, aunque ahora que tengo canas sospecho que ella algo notaría y tan secreto no sería el asunto. Hace treinta y tantos años de aquello y no tengo como decirle que me gustaría verla y contarle todo esto.








20 de mayo de 2013

Bach: Cantata BWV 74, Wer mich liebet, der wird mein Wort halten




Hoy es 20 de mayo y en la presuntamente laica Francia es festivo porque se celebra el lunes de Pentecostés, una festividad donde los cristianos celebran el descenso del Espíritu Santo, festividad que como casi todas parece ser tuvo su origen en algo tan ajeno a la religión como pueda ser la agricultura. En fin, sea como sea puede ser una buena excusa para acercarse mínimamente a una de las Cantatas de Bach compuestas para Pentecostés. De las tres que nos han llegado compuestas para este día voy a proponeros hoy la que lleva por número de catálogo BWV 74, Wer mich liebet, der wird mein Wort halten (Si alguno me ama, guardará mi palabra).

Curiosamente esta cantata fue estrenada también otro 20 de mayo, en 1725, en Leipzig. El libreto recoge textos de los evangelios de Juan y Pablo y fue encargado a Christiane Mariane von Ziegler, entonces una poeta (o poetisa, como queráis) que tenía un cierto renombre en el Leipzig de la época. Si bien lleva el mismo título que la cantata BWV 59, está más desarrollada que ésta y recoge un par de temas que ya había utilizado en la 59. Nunca hay que olvidar que la producción de Bach es inmensa, pero que no era extraño que volviese a utilizar música que ya había escrito en otra ocasión. ¡No era el único que lo hacía!

El primer número de la cantata BWV 74 es un coro que, si bien recoge el tema del dúo que abre la BWV 59, aquí lo amplía con un coro, una tercera trompeta y dos oboes, dando a todo un resultado más brillante. El texto está sacado del evangelio de Juan, 14, 23:

“Si alguno me ama,
guardará mi palabra
y mi Padre le amará
y vendremos a él,
y haremos morada en él.”

Le sigue un aria de soprano, cantado en esta versión por un chaval del coro infantil de Hannover. Notaréis una voz carente de vibrato, lo que da siempre una limpieza al sonido que le va que ni de perlas a cualquier texto litúrgico. Y eso sin necesidad de castrar a nadie. El aria se basa en imitaciones de la voz y el oboe da caccia.

Tras un breve recitativo del alto, aquí el contratenor Paul Esswood, sigue un aria de bajo donde el acompañamiento está reducido al bajo continuo y la voz de bajo es la elegida para cantar las palabras de Cristo:

“Me voy y volveré a vosotros,
Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre”

Sigue un aria de tenor, con una línea vocal muy exigente, y en permanente diálogo con el primer violín. El texto llama a las voces e instrumentos a cantar alegre porque el Hijo de Dios se va pero va a volver.

Tras otro breve recitativo, esta vez de bajo, seguirá un aria de alto que viene a ser de alguna manera la simétrica del aria anterior de tenor. De nuevo las agilidades en la voz de Paul Esswood, contestadas por las fanfarrias de los tres oboes, que cantan las penas del infierno y la victoria de Cristo sobre los poderes del mal y de la muerte.

Para acabar el coral escrito como siempre con esa aparente sencillez, pero que reúne en una sola página todo un método de armonía que debería ser objeto de estudio en cada escuela de música.

Os dejo con la cantata BWV 74, Wer mich liebet, der wird mein Wort halten, en la interpretación que dirige Gustav Leonhardt.

Soprano - 
Jörg Erler (Knabenchor Hannover)


Alto - Paul Esswood


Tenor - Kurt Equiluz


Bajo - Max van Egmond


Knabenchor Hannover - Heinz Hennig

Collegium Vocale Gent
Leonhardt-Consort
Director - Gustav Leonhardt



12 de mayo de 2013

Gibraltar, un pont entre deux mondes





Nos ha llegado el primer número de una nueva publicación, Gibraltar, Un pont entre deux mondes. Dirigida por Santiago Mendieta, y como él mismo nos recuerda en el editorial, Gibraltar está a caballo entre el libro y la revista y busca ser precisamente eso, un puente entre dos mundos, uno al Norte y al que llaman rico, pero que está en crisis, el otro al Sur que dicen pobre, pero igualmente en crisis, si bien esta palabra no conlleva las mismas realidades cotidianas de un lado y del otro del mare Nostrum, un horizonte común de pueblos que Gibraltar no quiere separados, sino que busca una aproximación entre estas dos orillas.

Santiago Mendieta es escritor y periodista, del que ya conocíamos L’Or de Canfranc, una novela entre policíaca e histórica que, inexplicablemente, no ha encontrado todavía su editor en castellano. A veces uno quisiera que la España interior se interesase un poco más de lo que se escribe desde fuera, aunque solo sea porque a veces el que nos mira desde el exterior cuenta mejor las ventanas del edificio que el que está dentro.

El primer número de Gibraltar incluye un dossier sobre las migraciones, entendidas estas no sólo como la llamada africana a la Europa supuestamente rica, sino también las diferentes migraciones que se producen dentro del propio continente africano.  Entre las firmas que aparecen en este primer número el lector español reconocerá sin duda a David Torres, escritor y ahora también columnista inevitable (e irreverente) de Público, que escribe un relato sobre el Rif, un viaje a través de esta región de Marruecos y sobre la aventura colonial del ejército español a comienzos del siglo XX.

El propio Santiago Mendieta escribe con su visión de Marinaleda, esa ciudad andaluza que construye la utopía, que es como él mismo titula su relato, un relato del periodista que cuenta lo que ha visto y que puede no gustar a los incondicionales de esta aventura, como tampoco gustará probablemente a sus detractores.

Los interesados pueden encontrar en la página de la revista información sobre los puntos de venta de al revista.

Y para terminar con esta reseña pongamos música a todo esto. Nada difícil porque el propio Santiago Mendieta nos lo ha puesto en bandeja con dos artículos. En el primero de ellos habla del coro de cámara Les elements, dirigido por Joël Suhubiette (NOTA: cualquier parecido con el apellido vasco Zubieta seguramente es algo más que una coincidencia), y a propósito del programa titulado Mediterráneo Sacro. Este es un vídeo con unos fragmentos de una obra de Alexandros Markeas sobre las Bacantes, obra que utiliza las voces de una manera particularmente instrumental. Si uno cierra los ojos a veces cree escuchar instrumentos.



El segundo de los vídeos es de Ramzi Aburedwan, de quien escribe Cédric Falcono en este primer número de Gibraltar, y que dirige el Ensemble National des musiques árabes de Palestina, una orquesta donde tocan músicos palestinos de menos de 30 años que vienen de Cisjordania, de campos de refugiados e incluso de Israel.




9 de mayo de 2013

Tomás Luis de Victoria: el compositor de Dios





Gracias a la antena parabólica que tengo instalada en el tejado de casa y que apunta a todo satélite apuntable, recibo una cantidad de canales de televisión que me harían quedarme pegado día y noche al sofá… si no fuera porque la programación de cada vez más países y más canales es sencillamente nefasta. A pesar de la extensión de la vulgarización allá por donde uno “zapinea”,  siempre quedan algunas islas de placer y de conocimiento que ojalá duren por mucho tiempo. Una de esas joyas donde uno se refugia de vez en cuando es la BBC4, un canal gratuito de televisión que apenas emite unas horas al día, pero que acostumbra a emitir verdaderas joyas en horario de máxima audiencia.

Hace apenas unos días me encontré con un programa magnífico sobre Tomás Luis de Victoria titulado God’s composer, El compositor de Dios. En este programa Simon Rusell Beale nos lleva de visita por los lugares donde vivió Victoria, fundamentalmente Madrid y Roma, visitando aquellas capillas para las que compuso y situando su música en el contexto de la Contrarreforma y el reinado de Felipe II. La parte musical además está interpretada por The Sixteen, dirigidos por Harry Christophers, que también nos da su opinión de esta música que mezcla misticismo y espiritualidad, pero también es el símbolo de un periodo convulso donde el misticismo católico convivía con los conquistadores y la inquisición.

He encontrado en youtube la versión en inglés que yo vi en la BBC, para los que sean un poco raros como yo y prefieran la versión original, y otra traducida al castellano. Curiosamente la versión traducida fue emitida en RTVE en un día de máxima audiencia como un 31 de diciembre de 2011, ya que como todo el mundo sabe el día de Nochevieja el personal se muere de ganas por escuchar estas músicas.

En fin, que os animo a que veáis y escuchéis estos vídeos y que busquéis la continuación en youtube si os ha gustado. Por cierto, las grabaciones musicales están hechas en la iglesia San Antonio de los Alemanes, que desde luego es posterior al periodo de Victoria, pero que fue elegida por Christophers por su acústica.   

Por mi parte yo llevo dos años sin cantar, pero después de ver este programa me ha entrado un mono que voy a hacer todo lo posible por volver en septiembre a la carga.