17 de marzo de 2013

Rostropovich: el genio del violoncelo




Siempre que hablamos de hacer zapping delante del televisor solemos referirnos a una actividad con la que perdemos el tiempo, y así suele ser hasta que un día uno se cruza con la BBC4 y un documental sobre Rostropovich que es una auténtica joya y nos da cuenta de las razones que lo han convertido en el gran violoncelista del siglo XX. Lo he encontrado en youtube y arriba lo tenéis.

Antiguos alumnos de Rostropovich explican con detalle recursos técnicos que él utilizaba y que son literalmente inaccesibles para otros intérpretes, a veces por el simple detalle de la longitud de sus dedos o por la implicación con la que se daba para interpretar. De naturaleza expansiva y extrovertida hasta rozar la hilaridad cuando se dedicaba a repartir besos a diestro y siniestro, tocar el violoncelo era algo en lo que invertía cada músculo y cada neurona, como bien podemos ver en las escalofriantes imágenes con el concierto de Shostakovich, un concierto que durante bastante tiempo ha sido técnicamente inaccesible a otros intérpretes.

Su relación con compositores como Prokofief, Shostakovich o Britten merece un capítulo especial, ya no solo porque consiguió que escribieran música para violoncelo, sino porque les animaba sin desmayo a que agrandaran el territorio en el que se había movido el instrumento hasta el siglo XX.

No menos importante fue su parte pedagógica. Con métodos seguramente brutales en ocasiones, él mantenía por encima de todo la necesidad de llenar la interpretación de ese alma difícil de explicar pero sin la que la interpretación musical se convierte en un mero ejercicio físico.  Algunos de sus alumnos, con Natalia Gutman a la cabeza, junto con su mujer y sus hijas, son quienes van explicando la personalidad de un Rostropovich cuya vida no se puede entender si se separa del contexto histórico, en particular de las condiciones en las que vivió en la Unión Soviética. Es particularmente importante el testimonio que habla de un concierto de Rostropovich donde él convirtió el sonido de su violoncelo en una auténtica protesta.

Por último, me ha parecido muy descriptivo del personaje la actitud que tuvo cuando, en agosto de 1991, los tanques estaban por las calles de Moscú en lo que era un golpe de Estado. Rostropovich estaba en París y sin decirlo siquiera a su familia, compró un billete a Tokio con escala en Moscú. Al llegar allí bajó con su violoncelo y lo demás es conocido porque su imagen tocando en la plaza Roja salió en todos los noticiarios esos días. Hay que ser un loco o un insensato para hacer algo así, pero a mí me interesa recalcar esta faceta de compromiso porque creo que el verdadero artista es el que está comprometido con los problemas del tiempo que le toca vivir. Pero eso es asunto que ya da para otra entrada.

El vídeo está en inglés, pero no es muy difícil de seguir si pegáis un poco la oreja. Dejo de todos modos otro par de vídeos, estos ya con música y sin palabras. El primero de ellos con la interpretación de las suites para violoncelo de Bach. Si el violoncelo fuese una religión, sin duda alguna esta partitura sería su biblia particular. El hecho que Rostropovich nunca quisiera grabar esta partitura hasta edad tardía hay que entenderlo sin duda como un gesto de respeto a la figura de Pau Casals, sin duda el gran impulsor del violoncelo como instrumento solista del siglo XX. El segundo de los vídeos es una grabación de la que se habla en el documental de la BBC: Benjamin Britten al piano y Rostropovich al violoncelo interpretando a Schubert, donde ya desde los primeros acordes de piano uno deja lo que está haciendo en el ordenador y se concentra en la escucha.

Buen provecho!





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