Basada en un relato breve de Doris Lessing, la película Mon
amie Victoria, además de una buena historia bien contada, nos ofrece la oportunidad
de escuchar una de esas obras musicales que parece estar esperando que alguien
les de publicidad para hacerse conocidas del gran público. El concierto para
clarinete de Aaron Copland, escrita alrededor de 1948 y estrenada en noviembre
de 1950, nos lleva a uno de los intentos de Copland de acercar el jazz a la
música sinfónica, un recurso que ya había intentado dos décadas antes sufriendo
por ello el rechazo de crítica y público.
Con un acompañamiento de cuerdas, harpa y piano, el
concierto para clarinete de Copland comienza con un tiempo lento, melancólico,
casi romántico, de una belleza insultante que casi pide a gritos ser
interpretado como pieza aislada, encargo que de alguna manera recibió Copland,
cuando Serge Koussevitzky le pidió que escribiera un arreglo para orquesta de
cuerdas, algo que Copland abandonó cuando estaba a medio camino, dejando claro
de esta manera que para él la interpretación era del concierto entero o nada.
La estructura de la obra es relativamente sencilla: al
movimiento lento del que hablaba antes, le sigue una cadencia para clarinete
solo que dará pie al segundo tiempo, donde ya aparecen algunos elementos de
jazz, donde Copland resuelve con acierto el enigma de hacer sonar como
percusión lo que es una orquesta de cuerda.
La interpretación de los dos próximos vídeos es de la
Orquesta Filarmónica de Los Angeles, con el propio Copland en la dirección y
Benny Goodman al clarinete, que aporta su enorme sabiduría para sacar a la luz
lo que tiene de jazzístico sobre todo la segunda parte de este concierto.
Cuento ahora algunos chascarrillos sobre la obra. El primero
es que el propio Goodman, sin duda el gran animador en el siglo XX del
clarinete como instrumento de jazz, inspirador de grandes obras, acabó pidiendo
a Aaron Copland algunas simplificaciones en la parte solista para no destapar
alguna laguna técnica, sobre todo en el registro agudo del clarinete, verdadera
puebra de fuego para cualquier clarinetista. Otra historia sobre estos vídeos
es que en ellos, Copland es ya un señor mayor enfermo de Alzheimer. Unos años
antes había dejado de componer, pero no renunció a seguir dirigiendo. A la
vista de estos vídeos desde aquí se lo agradecemos!
Para los que quieran escuchar el concierto sin ninguna
interrupción, aquí hay otra grabación del propio Benny Goodman. Por cierto, no
lo he dicho antes pero esta obra fue un encargo del propio Goodman.
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