4 de septiembre de 2010

Verdes valles, colinas rojas


Estamos ya con los preparativos de nuestro próximo programa, que será el sábado 25 de septiembre a las 11:00. Como para entonces todavía falta algo de tiempo y queremos que el tiempo se os pase rápido, venimos con una recomendación para los más ávidos de buenas lecturas. Se trata de la trilogía de Ramiro Pinilla recogida bajo el título "Verdes valles, colinas rojas", una de esas novelas rio que son capaces de absorber la energía literaria de un escritor durante un periodo inmenso de tiempo. De la contraportada del primero de los volúmenes os copiamos:

Ambicioso fresco sobre la historia reciente del País Vasco, saga y la vez retrato de un microcosmos realista y mágico que es el pueblo de Getxo, Verdes valles, colinas rojas es la gran novela sobre la colisión entre un mundo que cambia y un pueblo que se resiste a todo cambio. La historia arranca a finales del siglo XIX con el enfrentamiento entre Cristina Onaindia, aristócrata casada con el rico industrial Camilo Baskardo, y Ella, una ambiciosa y astuta criada sin nombre que pone en peligro todos los valores tradicionales cuando anuncia que espera un hijo ilegítimo. Esa rivalidad prolongada durante décadas y que marca la historia de Getxo es comentada por dos figuras protagonistas: don Manuel, anciano maestro, y Asier Altube, su discípulo predilecto, que rememoran los meandros y ramificaciones de otras muchas historias derivadas de éstas, como la de Roque Altube, primogénito de un caserío enamorado de una agitadora socialista, o la de los niños Baskardo, que vivirán en su propia piel la locura aranista de la madre. Ramiro Pinilla domina como pocos la acción y los diálogos, y logra integrar, desde una perspectiva a la vez épica y lírica, la historia y los mitos de una región.

A nosotros nos ha atrapado por varias razones. La primera por esa curiosidad que sentimos por todo lo que viene del Pais Vasco. La segunda y más importante porque esta novela está contada a través de diferentes personajes, esto es, personajes distintos de la trama están contando cada uno su punto de vista sobre los mismos hechos. Así nada es verdad ni mentira, sino que adopta un cariz diferente dependiendo de quien lo está contando. Intuimos en cualquier caso una cierta aversión del autor por los nacionalismos, y en particular por lo que tienen de inmovilismo y de inadapatación a su tiempo.

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