Hay días que uno no está para casi nada pero la realidad se impone y algo hay que decir. Resulta que ayer se juntaron algo así como un millón de hooligans católicos, y digo yo que un millón debe ser mucha gente, para algo relacionado con la beatificación de no sé quien.
A mí me parece que lo que un club privado decida, por muy numeroso y extendido que sea ese club, es algo que incumbe solo a sus miembros y no debería ser ni portada de la prensa ni de los telediarios. Si ese club además debería ser ilegal en España por el hecho de que rechaza la soberanía del Estado español (obedece a otro Estado, el Vaticano), es una organización que discrimina a la mujer y además fomenta la desobediencia civil con según qué leyes aprobadas en el Parlamento (aborto, matrimonio homosexual, etc), pues la noticia debería ocupar algo así como la sección de ultras o algo parecido, y no la portada.
El caso es que lo más ultra del catolicismo del mundo mundial se ha reunido ayer a poner en las alturas a su queridísimo Wojtyla, más conocido como Juan Pablo II, antiguo jefe del jefe de ahora, Ratzinger, ese nazi reconvertido a Papa con el nombre de Benito XVI, más conocido como B16. Y yo no tengo palabras, por eso os dejo con unas imágenes que he recogido amablemente (espero que no le importe) del blog de Hugo Martinez Abarca. Más que nunca estas imágenes valen más que mil palabras.
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