5 de diciembre de 2011

Copago, Repago y Requetepago




En la prensa de hoy he podido encontrar dos artículos que me han parecido muy interesantes y que paso aquí a reproducir. El primero es del blog de Hugo Martinez Abarca, del que ya he traido cosas en el pasado. Os copio lo que hoy ha escrito por si sois perezosos, pero podeis encontrar el artículo con comentarios pinchando aquí.

El artículo se titula “Esto es rentabilísimo”:

Ahora que toca austeridad muchos demagogos que no tenemos ni idea hemos propuesto que se recorten gastos que parecen un lujo cuando no una concesión de mucho dinero (entre otras cosas) de toda la sociedad a una parte de la misma. Así, nos lanzamos a gritar demagogamente que antes de recortar en educación o sanidad sería bueno no regalar miles de millones de euros a la Iglesia en general (10.000 millones al año) o a la Jornada Mundial de la Juventud (católica) en particular; les pedimos que no se monten más candidaturas olímpicas tras varios fracasos que no han llevado a nada y que de tener éxito generarían impresionantes gastos de entrada (y ya se vería si ingresos de salida); les pedimos en su día (y sin estar en crisis, que la demagogia no tiene límites) unas cuentas claras que explicaran cuánto se había gastado, por ejemplo, en la boda de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz sin que nunca ninguna institución diera una respuesta mínimamente clara. Hay incluso quienes pedimos que se deje de participar en guerras y en estructuras internacionales hechas para la guerra por motivos humanitarios pero que como éstos no cuelan añadimos que es un disparate de gasto.

Si hacemos estas peticiones es, insisto, porque no tenemos ni idea. Cada vez que nos ponemos a gastar en estas partidas aparentemente supérfluas siempre hay un estudio que nos explica lo rentabilísimo que es el disparate. Cuántas veces nos habrá explicado la jerarquía católica que lo que damos a la Iglesia obligadamente es muy rentable porque así se ocupan de los pobres dejando que el Estado centre sus esfuerzos inversores en rescatar bancos.

La más brillante aportación al mundo de las auditorías desmontaprejuicios la hizo PricewaterhouseCoopers (una empresa en la que confiaría cualquiera: la recordaréis porque tenía brillantes asesores en EEUU como Jaume Matas). La semana pasada presentó un informe encargado por el Arzobispado de Madrid con toda seriedad y con rueda de prensa incluida, tras la cual los medios afines publicaron sus datos como si fueran dogma de fe (y de hecho lo eran). En él se explicaba que la Jornada Mundial de la Juventud (católica) había sido un negocio redondo para toda España e incluso también para el Arzobispado de Madrid aunque estaban cerrando todavía los números. ¿Cómo se había llegado a una conclusión tan contraintuitiva de que los (desconocidos) millones de euros regalados eran en realidad ingresos públicos? Con un profundo estudio que consistió en “una encuesta a 500 peregrinos y la confianza en los datos aportados por la organización“. La organización es el Arzobispado de Madrid que no sólo aporta confianza sino el dinero que cuesta el estudio y es de mala educación morder la mano que te da de comer.

Con todo lo demás pasa igual: presentar una nueva candidatura a los Juegos Olímpicos es gratis y ganar también lo sería porque ya están hechas todas las obras (pese a que los más escépticos afirmen que no está hecho ni el Estadio Olímpico). ¿La boda de Felipe y Letizia? ¡Un chollo! Fue rentabilísima porque las imágenes que vería todo el planeta supondrían una riada de turismo impensable: ¿quién no conoce decenas de turistas que cuenten que ses le ocurrió visitar Madrid al ver por la televisión a la entrañable pareja real? La propia monarquía es muy rentable porque según nos explican una república saldría mucho más cara incluso aunque no la presidiera Urdangarín. Por supuesto las guerras también son rentabilísimas aunque la inversión inicial sea algo elevada: eso no lo vamos a discutir aunque podamos constatar que la inversión la pagamos todos y la rentabilidad suele ser de unas pocas empresas energéticas y de armamento.

No tenemos ni idea. Hay un montón de estudios que explican sabiamente que un festival de propaganda religiosa es una inversión mientras la sanidad y la educación públicas son un derroche. Son estudios rigurosos hechos por las mismas empresas que demostraron la estupenda salud de Lehman Brothers y la pésima salud de nuestra deuda pública. Estudios que, por supuesto (y esto no lo negaré) son un negocio redondo: Con la que está cayendo ¿no es acaso buena idea que los emprendedores se forren comprando deuda y vendiendo acciones?

Dejemos que hablen los que saben, que si recortan en derechos sociales y no en disparates es porque no les queda otra. Qué más quisieran ellos que recortar en chorradas, pero es que las chorradas son un negociazo para todos. A ellos les duele más que a nosotros: no hay más que ver a la tecnócrata que llora al anunciar que va a hacer lo que hay que hacer. ¿Para qué empresa consultora habrá trabajado esta tecnócrata antes?

Otro artículo que me ha gustado ha sido publicado en Público, es la columna diaria de Isaac Rosa que, como acostumbra da en la diana. Tambie para los perezosos os reproduzco el artículo entero, podeis pinchar aquí si quereis ir a la página de Público.

Como en aquel Un, dos, tres… de nuestra infancia, estos días alguien ha formulado la pregunta y todos responden: “Por 25 euros, díganme servicios públicos a los que aplicar el copago, como por ejemplo la sanidad. Un, dos, tres, responda otra vez”. La sanidad… Los fármacos… Las autovías… La justicia… Los servicios sociales… La educación… El acceso al centro urbano… Las carreteras… “No, esa no vale, que ya la han dicho”. “Que no, que eran autovías, yo me refiero al resto de carreteras”. “Ah, entonces sí vale”.

La competición está abierta, y estos días todos se apuntan al Un, dos, tres, copago de qué, rivalizando por quién inventa la tasa más ingeniosa. A las voces que ya defendían el copago sanitario se unen otros: el subdirector de Tráfico pide peajes para circular; los jueces decanos proponen tasas judiciales “disuasorias”; varios ayuntamientos plantean pagar por servicios sociales… Y para llevarse el premio gordo, días atrás se rumoreaba un documento de CEOE pidiendo el “copago generalizado”, para acabar antes.

La veda está abierta, y estos días el cielo se llena de grandes globos sonda. Algunos acabarán en la estratosfera o pinchados, pero otros tomarán tierra y se harán realidad, pues para eso sirve cruzar líneas rojas (y la sanidad lo era): para que todo lo que queda por detrás de la línea sea pan comido. Ese es otro de los riesgos del copago sanitario: que si se implanta en algo tan sensible, todos los demás copagos vendrán solos.

Pasamos a la segunda pregunta: “Por 25 euros, díganme eufemismos para no decir copago, como por ejemplo tasa disuasoria. Un, dos, tres, responda otra vez”. Tasa disuasoria… Ticket moderador, propone Mas… Tasa pedagógica, sugieren los jueces decanos… Repago, grita un ciudadano cabreado… “No, esa no vale, tienen que ser eufemismos positivos”. “Ah, usted perdone.”

Llegamos a la última pregunta: “Por 25 euros, servicios en los que puede funcionar la colaboración público-privada, como por ejemplo la sanidad.” “Oiga, pero, ¿eso no es un eufemismo para la privatización de toda la vida?” “Hala, descalificado, por listo.”

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