1 de abril de 2012

Requiem de Mozart

Singularidad. La música, o es un hecho excepcional que acontece en ocasiones excepcionales o no es nada: pocas manifestaciones más antimusicales que la incesante emisión de música en ciertas emisoras especializadas radiófonicas o televisivas (que es el precio de su trascendental función informativa). Escuchar algo verdaderamente exige un esfuerzo de concentración considerable que no puede mantenerse de modo indefinido. La música de las esferas, la música mundana que baña incesantemente el Cosmos intuida por Aristóteles y por Boecio es rigurosamente inhumana (o divina, si se prefiere). Nuestra sordera para esa música inconcebible no es el fruto de una incapacidad sino, por el contrario, el único modo de protegernos ante la visión inimaginable del Absoluto.

José Luis Téllez, Scherzo de diciembre 2011.

Cuando a finales del año pasado propuse una música para 2012, hubo quien contestó que un réquiem sería más apropiado, sobre todo en vista de lo que se avecinaba. Lo que se avecinaba lo tenemos ahora literalmente encima y aplastando; desde aquella propuesta de réquiem me propuse escribir sobre algunas obras que han ocupado una parte importante de mi imaginario musical desde hace algo más de veinte años.

El primer réquiem al que quiero dedicar una entrada es al de Mozart, primero porque es el que mejor conozco, el que más he cantado y al que, antes o después, de una manera o de otra, siempre vuelvo.

A día de hoy existe una partitura que se interpreta por todas partes conocida como Requiem KV 626, de W.A. Mozart. La realidad es bien conocida y diferente, y es que no todo lo que se interpreta se debe a la pluma de Mozart por la sencilla razón que, antes de terminar la obra, la muerte se lo llevó, dejando esta partitura sin terminar, y a su viuda sin la posibilidad de cobrar unos dineros que buena falta hacían en la economía doméstica de los Mozart. Al parecer fue la viuda la que acudió a Süssmayer, alumno aventajado de Mozart, para que terminase la partitura. Hay mucha literatura medio romántica alrededor de toda esta historia, pero a grandes rasgos esto es lo que ocurrió y hoy sabemos que, sin entrar ahora en más detalles, Mozart dejó escrito hasta el octavo compás del Lacrimosa.

Sea de una manera o de otra, creo que a día de hoy es posible sentarse y escuchar esta obra como si enteramente hubiera sido escrita por Mozart. A mí me interesa más considerar la obra tal y como la conocemos hoy, y centrar más la historia en la interpretación. He dudado mucho sobre las versiones a subir aquí, porque en youtube se encuentra de todo. En los últimos años se ha puesto de moda interpretar el Requiem con instrumentos originales y siguiendo un poco la estela interpretativa del barroco. Así encontramos versiones de gigantes como Gardiner o Harnoncourt que están francamente bien. Es posible también ir a versiones ya del pasado, como las de Karajan o Böhm, que son las primeras que yo escuché cuando musicalmente todavía llevaba pañales. He querido sin embargo traer una versión que dirigió Claudo Abbado en homenaje a Karajan y lo he hecho por varias razones. La primera es porque Abbado es un director de una pieza, de una coherencia insuperable y que deja gran libertad a los intérpretes. Otra razón es que es una grabación en vivo realizada en la catedral de Salzburgo, probablemente uno de los mejores lugares para escuchar esta música. Para finalizar los intérpretes, que son la Filarmónica de Berlín y el Coro de la Radio de Suecia, coro difícilmente mejorable allá donde se pone a cantar. Eso si, que nadie se asuste, antes del réquiem suenan dos arias de Mozart de aperitivo.

Y ahora el plato fuerte para aquellos que todavía tienen tiempo (y ganas) de escuchar algo inigualable. Se trata de la versión de Sergiu Celibidache. Cuando tuve ocasión de escuchar esta versión me fui directamente al Lacrimosa y me pregunté por que demonios el tempo era tan exageradamente lento. Como quiera que Celibidache lo tengo guardado en el más alto de los pedestales, le di una segunda oportunidad y decidí empezar por el principio, que es por donde se debe empezar siempre. Me tomé mi tiempo y ahora me parece una versión absolutamente mágica. Cuando la escucho tengo que dejar todo lo que tengo entre manos y dedicarme a eso, escuchar. Como mucho saco la partitura y la leo, pero nada más. Basta fijarse en el principio, en el ataque de los bajos con la palabra réquiem, como acentúan “re” y con que delicadeza se retiran en “quiem” para dar paso a los tenores, y así hasta el final. El efectivo es importante y numeroso, algo que dificulta la claridad, y sin embargo aquí se oye todo porque la batuta es Celibidache. Entra el coro con “et lux perpetua” y sigue el contrapunto de los violoncelos anunciando algo que vendrá más adelante. En el Kyrie no importa en absoluto esa discusión de si es una fuga simple o doble, se oye todo y ya está, tanto el tema de Kyrie (la entrada de los bajos) como el segundo tema del Christe eleison. Una comparación con la versión de Abbado: el Rex tremendae. En Abbado suena efectivamente tremendo, pero en Celibidache es otra cosa: todo va dirigido hacia ese momento mágico que es el “sálvame” de las sopranos y contraltos.

En fin, no sigo que me pongo pedante, pero insisto, tomad el tiempo necesario y escuchad de principio a fin esta versión, porque es algo completamente diferente a lo que conocíamos antes.

Ahora ya si que termino. Esta vez con un ensayo de Celibidache que dice mucho de cómo trabajaba este director al que, sobra decirlo, le debo la mayor de las más admiraciones porque simplemente me parece que ha llevado el arte de la dirección orquestal a un punto inimaginable para cualquier otro mortal.

4 comentarios:

  1. Lo menos que puedo hacer para agradecerte tus selecciones es comentar algo, aunque sean chorradas.

    El problema de una obra conocida, es que ya tienes una idea preconcebida de cómo debe sonar, y lo que se aparte de esa versión "canónica" que tienes en tu cabeza, lo tratas como un error.

    La primera versión, con del coro sueco, me parece muy pastelosa. Por supuesto, cantan perfecto, pero la recitación es demasiado vivaz, no tiene la gravedad que exige lo que están diciendo. Para mí el Requiem tiene que sonar a veces lúgubre, a veces violento (el dies irae, un Armagedón que los suecos edulcoran), a veces exultante y triunfal, pero siempre impresionante. Realmente estás invocando a las potencias celestiales, quien lo escuche debería estar acojonado, temblando de pavor en un rincón de la iglesia.

    El segundo, el de Celibidache, le concedo el beneficio de la valentía. A tramos suena realmente potente (muy heavy :P). Pero tiene algunas originalidades que...

    Por ejemplo, comentas el tempo. A mí no me molesta que el tempo sea tan lento, le confiere solemnidad. Pero por ejemplo, en el introitus, esa forma de silabear (et-lux-per-pe-tu-a), a golpes...tiene la solemnidad de un tartamudo. Puedes alargar la frase pero sosteniendo la nota, al menos en medio de una misma palabra.

    Espero no haber blasfemado demasiado. Desde luego, me quedo con la segunda versión. Y con la soprano de las arias, en el primer vídeo, que a pesar de ser condenadamente fea, y de parecerlo aún más con tanta gesticulación, canta que es una delicia.

    Aps! Me queda ver el último vídeo, voy allá.

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    1. El problema del tempo es el problema de la música. Celibidache defendía tempos lentos en general, sobre todo cuando ya era mayor, pero tambien decía que lo que se escucha en una grabación tiene poco que ver con el original y razón no le faltaba. Cuando conoces mucho una obra, sobre todo de esta magnitud, es muy dificil que una versión te guste mucho de cabo a rabo. Entre las versiones que te pueden gustar siempre vas a encontrar cosas que te gustaría de otra manera, es inevitable, pero no creo que haya que tratarlas como error, sino como una interpretación diferente, sin más.

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    2. Por supuesto. Me refería a una sensación, inconsciente, de que algo no está donde debería estar. Por ello, hay que hacer el esfuerzo de escuchar la nueva versión sin pretender que se ajuste a la idea que tienes de esa obra, sino aceptándola y valorándola por sí misma.

      Un abrazo!

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  2. Curioso, hace poco estuve escuchando el Requiem...en cuanto pueda me pongo con las versiones que has puesto.
    Saludos
    fdo:nunglo

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