14 de mayo de 2011

La Resurrección de Gustav Mahler


A comienzos de 1894 Gustav Mahler andaba enfrascado con su segunda sinfonía. Llevaba en ello desde 1888, que se dice pronto, pero es que una obra de las dimensiones y las características de esta sinfonía se escriben en algo más de tiempo que lo que se tarda en escribir en un blog como este. El caso es que Mahler parece ser que tenía en mente incorporar un coro al final de su sinfonía, a la manera que había hecho Beethoven con la novena. La idea estaba ahí, Mahler ya tenía la sinfonía muy avanzada, estructurada a partir de la idea de Todtenfeier, un poema sinfónico que tuvo vida propia durante cinco años y a partir del cual Mahler estructuró el primer movimiento. Se trata de un canto fúnebre y durante toda la sinfonía la idea de la muerte está presente… y de qué manera!

En esas estaba Mahler dando vueltas al final de su sinfonía sin encontrar la idea que buscaba, cuando recibió la noticia de la muerte de Hans von Bülow, famoso director de su tiempo con quien Mahler tuvo sus más y sus menos, pero a cuyo funeral no faltó (en su día von Bülow detestó precisamente la presentación que Mahler le hizo de su Todtenfeier, pero tiempo despues se maravilló del Mahler director de orquesta).

Entre las músicas interpretadas en el funeral de von Bülow estaba un coral del poeta Friedrich Klopstock titulado Auferstehn (Resurrección). La audición de este coral iba a tener una importancia enorme en el final de la sinfonía de Mahler. Esa misma tarde del 29 de marzo de 1894 Gustav Mahler visitó a su amigo Förster avisándole de su particualar “eureka” , a lo que Förster le contesta:”lo sé, Auferstehn”. Los dos amigos habían tenido la misma idea!

A partir de ahí, trabajo y más trabajo que resultaron en el siguiente verano con el final de esta segunda sinfonía de Mahler. La obra merece ser escuchada en su totalidad para comprender el verdadero valor de este momento final que yo me atrevo a calificar como uno de los momentos más importantes de la música occidental. Orquestalmente la segunda de Mahler es una obra complicada, que anticipa de alguna manera muchas cosas que luego han sido habituales en el siglo XX, pero que no lo eran en la Viena de 1894. El material orquestal incluye cuatro flautas (dos piccolos), cuatro oboes (dos cornos ingleses), tres clarinetes en Si, dos clarinetes en Mi bemol, un clarinete bajo, tres fagotes un contrafagot, seis trompas y seis trompetas en Fa cuatro trombones y tuba, platillos, bombo, gong, tres timbales, campanólogo, redoble, platos suspendidos, campanas tubulares, órgano, dos arpas y las cuerdas habituales. Puede entenderse despues de esto que diga que esta sinfonía no “cabe” en CD, mucho menos en youtube y que hay que escucharla en vivo, pero aquí va un sucedáneo para abrir boca y animaros a ir al primer concierto que podáis para escucharla en vivo. Se trata de la versión que Claudio Abbado presentó en el Festival de Lucerna para anunciar de una manera tan hermosa que él había resucitado despues de su operación de cáncer de estómago. Para los más curiosos el coro es el Orfeón Donostiarra, que después de una hora de música instrumental ataca ese pianísimo a capella que pone los pelos de punta, pero hay que llegar hasta el final, en particular a la fuga coral y el crescendo del final que te levantan literalmente de la silla.



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